A 23 años del crimen de Natalia Melmann, la adolescente de 15 años que fue violada y asesinada por un grupo de policías en Miramar, la Justicia benefició con salidas transitorias a Ricardo Anselmini, uno de los condenados a prisión perpetua por el hecho ocurrido en febrero de 2001.
El polémico fallo que se conoció este martes estuvo a cargo de los jueces Esteban Viñas y Gastón De Marco, integrantes de la Cámara de Apelaciones en lo Penal N° 1 de Mar del Plata. La familia de la víctima indicó que ya apeló la medida.
“Anselmini fue autorizado a salir cada 15 días los domingos”, confirmó a TN Nahuel, hermano de Natalia Melmann. Además, el expolicía tendrá que “realizar un curso de construcción de las masculinidades” y seguir con un tratamiento psicológico. Los requisitos para acceder al beneficio, no obstante, dejan gusto a poco en relación al daño irreversible que causó.
“Para la familia esto es un golpazo, (los jueces) deberán hacerse cargo si este hombre incurre nuevamente en delitos”, remarcó el hermano de la joven asesinada. En este sentido, hizo hincapié en el domicilio que fijó Anselmini ante la Justicia. “Va a convivir con otros dos policías que han cometido delitos y han sido condenados”, advirtió.
Por otro lado, Nahuel también denunció que su familia no había sido notificada de la resolución judicial y teme que el beneficio que le otorgaron a Anselmini genere una suerte de efecto dominó respecto de la situación de Oscar Echenique y Ricardo Suárez, los otros dos policías que fueron condenados a perpetua en 2002.
“Nuestros abogados ya apelaron la resolución”, indicó el joven, aunque aclaró: “De igual forma, hasta que resuelva la Cámara de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, Anselmini va a poder gozar de las salidas”.
“Por amor seguiremos luchando”, sostienen como bandera los familiares de Natalia. Pero el nuevo revés de la Justicia es una gota más en un vaso a punto de rebalsar. “(Los asesinos) gozaron de impunidad durante 23 años”, cuestionó en este sentido Nahuel, y a modo de ejempló apuntó: “Cometieron un acto atroz, fueron imputados y llegaron libres al juicio”.
“Lo que hicieron con Natalia fue un acto atroz, sin precedentes en relación a la violencia institucional”, subrayó su hermano. Y lamentó: “Hubo cinco funcionarios que cometieron una vejación salvaje contra un niña de 15 años, y que tuvieron todos los recursos para amedrentar testigos e intentar desviar la investigación”.
Anselmini había sido condenado en septiembre de 2002, como coautor de los delitos de “rapto, abuso sexual con acceso carnal agravado por la pluralidad de personas y homicidio criminis causa”.
La solicitud para el beneficio de las salidas transitorias fue presentada por su defensa, basada en que el expolicía ya cumplió 20 años tras las rejas y estaban dadas las condiciones legales para que recuperara la libertad.
En tanto, el 17 de mayo de 2023 el Tribunal Oral en lo Criminal 4 de Mar del Plata condenó también a prisión perpetua a un cuarto expolicía bonaerense, Ricardo Eugenio Panadero, al considerar que quedó probada su participación en el secuestro, violación y homicidio de Natalia.
Cómo fue el brutal asesinato de Natalia Melmann
El 4 de febrero de 2001 Natalia Mariel Melmann, de 15 años, volvía a su casa de bailar en la localidad de Miramar. Eran cerca de las 7 de la mañana y un grupo de policías interrumpió su paso, la golpeó y la obligó a subir a un patrullero. Después, la trasladaron a una precaria vivienda del barrio Copacabana, en las afueras de la ciudad. Allí la torturaron, violaron y ahorcaron con el cordón de su propia zapatilla.
No hubo noticias de Natalia durante los cuatro días que duró su desaparición. Sus familiares y amigos la buscaron a la par de las fuerzas de seguridad, aún sin saber que la policía había participado del monstruoso hecho que iba a conmocionar a todo el país.
Su cuerpo apareció el 8 de febrero, enterrado debajo de un montículo de hojas secas en el vivero “Florentino Ameghino”. Se presume que lo descartaron en ese lugar el mismo día el crimen.
A simple vista, Natalia presentaba moretones en los muslos, quemaduras de cigarrillos en la mano izquierda, el tabique roto y un fuerte golpe en el cráneo. Más tarde la autopsia reveló además la presencia de cinco perfiles genéticos diferentes y confirmó que, tras haber sido torturada y violada, fue asfixiada con el cordón de su propia zapatilla, que estaba atado en su cuello con un nudo doble.