La medicina regenerativa se posiciona como una disciplina de vanguardia: busca reparar los tejidos dañados o enfermos utilizando enfoques basados en la regeneración y reparación celular.
“Es habitual que deportistas amateurs, que entrenan entre 3 y 4 horas por semana, se quejen de calambres, lesiones recurrentes y dificultades para ganar fuerza muscular. Ahora, imaginen esto en un atleta de élite que entrena entre 15 y 20 horas semanales”, plantea la doctora Alejandra Da Silva Minas (M.N. 95.961), especialista en Terapias Médicas Regenerativas.
Este nivel de actividad genera un notable estrés oxidativo en el cuerpo, aumentando la producción de radicales libres. Si el sistema antioxidante del deportista no logra equilibrar estos radicales, el cuerpo puede entrar en un estado de inflamación crónica que impacta negativamente tanto en el rendimiento como en la salud.
Da Silva Minas enfatiza el poder curativo del propio cuerpo: “Nuestra sangre es nuestra propia medicina, nuestra autofarmacia”. Sin embargo, advierte que cuando la sangre está oxidada, la capacidad regenerativa disminuye, lo que acelera el envejecimiento y favorece la aparición de enfermedades degenerativas crónicas. Aquí es donde entra la medicina regenerativa, con el objetivo de estimular el cuerpo para que reemplace los tejidos dañados por nuevos y jóvenes, utilizando el poder regenerativo de la sangre y el ADN.
En deportistas amateurs, la oxidación del cuerpo es un factor a considerar, pero en atletas de élite y personas mayores, se vuelve crucial. Aunque estos atletas suelen llevar una alimentación equilibrada y suplementarse adecuadamente, llega un punto en el que esto no basta. En esos casos, es vital evaluar los niveles de estrés oxidativo y ajustar la dieta y el entrenamiento en combinación con terapias regenerativas. “Es esencial redefinir el entrenamiento de manera científica, evitando un desgaste prematuro y optimizando el rendimiento”, subraya la Dra. Da Silva.
El enfoque de la medicina regenerativa no se limita a la salud física
Como explica la experta, esta disciplina apuesta por un futuro médico personalizado, donde se aborde a cada persona de manera integral. “El objetivo no es solo vivir más, sino vivir mejor”, concluye, destacando la importancia de mejorar la calidad de la sangre para potenciar las terapias regenerativas y, así, lograr un envejecimiento más saludable.
En línea con esta visión, el genetista David Sinclair, líder en investigación sobre el envejecimiento en la Universidad de Harvard, ha propuesto un cambio radical en nuestra perspectiva sobre este proceso. Sinclair sostiene que el envejecimiento debe ser tratado como una enfermedad prevenible y tratable. Su trabajo ha sido clave en el desarrollo de biotecnologías que buscan frenar el envejecimiento, abriendo una nueva era en la medicina regenerativa.
Este enfoque innovador sugiere que el futuro de la salud no solo se centrará en prolongar la vida, sino en hacerlo con una calidad excepcional. La medicina rgenerativa, con su capacidad para renovar tejidos y mejorar la salud desde adentro, promete convertirse en una herramienta clave en esta misión.