Un hogar para ancianos, pacientes psiquiátricos y personas con discapacidad fue escenario de un grave caso de abuso sexual en la provincia de Misiones. El agresor, pareja de la propietaria del establecimiento, admitió haber violado a una de las internas y lanzó una indignante propuesta para evitar que lo denuncien.
“Yo no tengo problemas en casarme con P. (la víctima) si dejamos todo así nomás”, sugirió el imputado, según detalló una fuente cercana a la causa al diario El Territorio, como un último recurso para evitar la cárcel. Pero no lo consiguió. Fue detenido e imputado por abuso sexual con acceso carnal y quedó a disposición del Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, a cargo de Pedro Piriz.
La denuncia
El caso salió a la luz el 23 de mayo pasado a raíz de la denuncia que presentó la hermana de la víctima, una paciente psiquiátrica de 46 años que fue sometida durante al menos cinco meses por el acusado.
De acuerdo a la declaración de la denunciante, unos días antes la había citado la propietaria del Hogar El Manantial, donde estaba alojada su hermana, para ponerla al tanto de la situación que el propio agresor había confesado al ser increpado por ella.
Tras ser constatados los abusos por un médico forense, se abrió una causa que ya suma unas 60 páginas con los detalles del aberrante caso y derivó en una orden de detención para el hombre acusado, de 41 años.
El relato del horror
“(La víctima) me contó que Abel abusó de ella y empecé a indagar. Ella mencionó que a veces él la violaba con un consolador que yo había comprado y especificó las características, por lo que me di cuenta que decía la verdad. Por eso me comuniqué urgente con las hermanas para que la lleven a hacerse los estudios correspondientes”, relató la dueña del hogar al mismo medio.
Y completó: “Hablé con él y confesó. Reconoció que la violó y me pidió que lo ayude a escapar, pero no voy a ser cómplice de algo así”. Fue entonces, agregó, cuando surgió la repudiable propuesta de casamiento para salir impune del hecho, pero las pruebas y los testimonios lo pusieron contra las cuerdas.
En base al expediente, al agresor abusó sexualemente de la paciente en reiteradas oportunidades durante al menos cinco meses. Incluso, la violó delante de otros pacientes, como dos octogenarias que dormían en la misma habitación y se convirtieron en testigos claves para la acusación.
Más allá de su cuadro de esquizofrenia, la víctima recibía su medicación y era consciente de lo que sucedía. Así, ella misma pudo contar los ultrajes a los que fue sometida y aseguró que el acusado la amenazaba y hasta le retaceaba comida como castigo si llegaba a resistirse. Además, declaró que en algunas oportunidades la forzaba a consumir una pastilla amarilla que la dejaba sin fuerza.