La Asociación Civil de Kiosqueros Unidos del Chaco reclama medidas concretas tras recientes hechos de violencia en kioscos de la ciudad. Denuncian además la falta de implementación de un convenio firmado con el gobierno anterior en materia de seguridad.
La inseguridad en la provincia del Chaco ha alcanzado niveles alarmantes, afectando especialmente a los kiosqueros, quienes se encuentran en la primera línea de fuego debido a sus horarios de atención nocturnos.
Rolando Kraemer, presidente de la Asociación Civil de Kiosqueros Unidos del Chaco, expresó en diálogo con Radio Nordeste, su preocupación tras el asesinato de Ramón Ramírez, de 58 años, ocurrido cerca de un kiosco en la avenida Alvear de Resistencia.
«Lamentamos mucho el hecho. Lamentamos la muerte de esta persona, por supuesto, que se vio acorralado de alguna manera por estos delincuentes que hay muchos en nuestra ciudad, lamentablemente«, declaró Kraemer en una entrevista.
El representante de los kiosqueros reveló que la asociación había propuesto anteriormente al gobierno la implementación de un esquema de seguridad que convertiría a los kioscos en «puntos seguros» equipados con botones antipánico. Sin embargo, este proyecto, que llegó a formalizarse mediante un convenio firmado con la administración anterior, nunca se concretó.
«Firmamos un convenio con el gobierno anterior, donde remite colectivo, patrulleros, todos los servicios públicos iban a tener una alerta, y en cada kiosco nosotros pusimos a disposición del gobierno todas las cámaras«, explicó Kraemer. No obstante, añadió con frustración: «Nunca más volvió ese papel. O sea, todo para la tele nomás«.
El dirigente kiosquero señaló la necesidad de medidas integrales para abordar la delincuencia, que van más allá del sistema penitenciario. «Si no se toman medidas a nivel gobierno serio respecto del tema de la delincuencia, porque no es solamente las cárceles, lamentable, estuve ayer en la comisaría y le han asignado a los presos sin ningún esquema que permita su recuperación», advirtió.
Kraemer también criticó la falta de acción por parte de los legisladores, relatando una experiencia en la que, tras presentar propuestas para mejorar las condiciones laborales del sector, recibió como respuesta la sugerencia de que él mismo redactara un proyecto de ley. «¿Para qué le pagamos a nuestros funcionarios?«, cuestionó.
La situación ha llevado a una creciente frustración entre los kiosqueros y la ciudadanía en general. Kraemer concluyó con una reflexión sobre la clase política: «Tenemos una crisis de valores tan grande en nuestros políticos, pero tan grande. A mí me da vergüenza«.