Las Jornadas Monetarias y Bancarias que organiza anualmente el Banco Central son una institución para los apasionados de la teoría macroeconómica.
Estos encuentros se caracterizan por tener una carga académica intensa, donde la discusión se da en lenguaje técnico. Suelen participar economistas nacionales e internacionales de alto nivel, que comparten el auditorio con otras autoridades y estudiantes prestigiosos.
Más allá de estos denominadores comunes que cruzan a todas las ediciones, cada gobierno marca su impronta. En las jornadas organizadas por los gobiernos kirchneristas el debate se encuadraba bajo la lógica heterodoxa para debatir patrones de acumulación en función de perfirlar distintos modelos de desarrollo. En esta edición de las jornadas monetarias y bancarias, que compartió ciertas características con las organizadas durante el macrismo, se cristalizó una sustancial diferencia: el rol del Banco Central, el gran parteaguas entre la economía liberal y la economía libertaria.
Lo concreto es que cuando se anunciaron las primeras jornadas monetarias y cambiarias del Banco Central, la noticia provocó sorpresa. Era inimaginable como anfitrión de un espacio de debate sobre la política macroeconómica a aquel Banco Central que debía ser eliminado, de acuerdo a las promesas libertarias.
Fueron dos días de un despliegue logísitico considerable. Expositores internacionales, catering, más de dos mil participantes. «Acá pusieron una linda moneda. Pensa en los aéreos, los hospedajes. La mitad de las conferencias fueron en inglés», marcó a LPO uno de los presentes. «Al que trajeron de afuera es al hermano del vicepresidente del Banco», chicaneó.
Como sea, la presentación de Ivan Werning dejo fascinado al auditorio. Presentó modelos matemáticos intuitivos que reflejaban el comportamiento exacto de las variables que fundamentan la dinámica económica. «El tipo es brillante», sintetizó otro de los presentes.
Pero más allá de la puesta en valor del evento, que duró dos días de diez horas cada uno, topeado de conferencias macroeconómicas de alto nivel, lo que se puso sobre la mesa fue el rol fundamental del Banco.
Entre los expertos destacados sobresalieron los representantes del Banco Central de Uruguay, Brasil, del Banco de España, de Israel y de la Reserva Federal de Estados Unidos. Casos ejemplificadores sobre el manejo de crisis a partir de la correcta administración de la política de tasas. A grandes rasgos, el régimen de metas de inflación que tanto Milei aborrece.
«Como somos amigos puedo contar esta anécdota, cuando Federico Sturzenegger decide pasar al inflation targeting (régimen de metas de inflación) le pregunte qué opinaba de Moreno: cavernícola», arrancó el presidente en el discurso de clausura de las jornadas del BCRA . Luego de dar un par de vueltas alrededor de la teoría del valor, concluyó que «manejar las tasas es el mismo control que hacía Moreno pero intertemporalmente», dijo Milei.
La cuestión parece técnica pero en la definción sobre qué es la tasa de interés, reside la principal diferencia entre la economía liberal y la libertaria. Para la primera, como para la porción mayoritaria de la literatura económica, las tasas de interés establecen el costo del dinero. Según los márgenes libertarios, la tasa de interés es consumo futuro, una variable intertemporal que conduce al ahorro. En cualquier caso, la naturaleza de un Banco Central es la administración de tasas.
El problema es que el equipo de economía del gobierno es liberal. Lo dejó claro el presidente del BCRA Santiago Bausili al inaugurar el evento. «De la mano de las expectativas fiscales, se han anclado las expectativas inflacionarias. Durante los primeros siete meses del año, la inflación esperada fue siempre descendente y mayor a la que efectivamente se observó», se adjudicó el titular del BCRA.
«Fueron más de 60 puntos del PBI financiados con emisión monetaria. Solamente en los últimos cuatro años, el Banco Central brindó financiamiento al tesoro por 22 puntos del PBI. El sinceramiento del balance del BCRA que venimos ejecutando este año, revierte estos flujos y por primera vez el Tesoro contribuye con mejoras a nuestro balance, y encarna un factor contractivo de la oferta de dinero», dijo el titular del BCRA en la inauguración del encuentro.
«Es una aberración controlar la tasa de interés, porque no sólo es querer controlar los precios de ahora sino también el futuro», definió Milei. «Pero como tenemos Banco Central, por ahora, vamos a controlar el ciruculante. No importa porque Santiago y Vladimir son tan brillantes que van a conseguir trabajo de otra cosa cuando hayamos terminado con esta peripecia inmunda que se llama Banco Central», dijo Milei en el encuentro del Banco.