La pauta cero a medios y periodistas supo ser una bandera central del relato libertario pero voló por el aire apenas Santiago Caputo tomó control de YPF y lo primero que hizo fue colocar a su socio Guillermo Garat como vicepresidente a cargo de la publicidad, que en sus primeros seis meses de gestión la estallaron hasta los 33 mil millones de pesos.
Una suba del 421,5% respecto a los 8.000 millones que gastó el kirchnerismo el año pasado y que en su momento generó la indignación de la fuerza de Javier Milei y otros espacios que entonces estaban en la oposición.
El problema es que esta decisión de Santiago Caputo le da un argumento a los acreedores del juicio por USD 16 mil millones que perdió YPF, para embargar cualquier activo del Estado argentino, con el argumento que la compañía es parte del gobierno y está sometida a las decisiones de la Casa Rosada. El riesgo no es menor y amenaza las reservas de oro y los dólares que el ministro Toto Caputo envió al exterior, como advirtió la semana que pasó el Financial Times, el diario económico más influyente del mundo.
El uso de la petrolera como instrumento para cursar pauta paraestatal abona el argumento legal del «alter ego» de los acreedores que sostienen que empresas como Aerolíneas Argentinas e YPF y organismos como el Banco Central y Arsat, y también el Banco Nación, son en realidad prolongaciones del Estado argentino, por lo tanto podrían ser sujetos de embargo a favor del litigante.
Los números del balance del segundo trimestre de la compañía estatal presentados el jueves pasado revelan el sideral incremento, que ademas tiene una progresión explosiva: en el primer trimestre Garat gastó en publicidad poco más de 10 mil millones y en el segundo lo duplicó llevando el gasto por encima de los 20 mil millones. Por eso en la primera mitad del año los funcionarios de Milei gastaron en publicidad más de 30 mil millones.
La decisión de reventar el presupuesto de publicidad de YPF se enmarca en el atajo político de Santiago Caputo de usar las empresas del Estado como la petrolera y Aerolíneas Argentinas como vehículo para distribuir pauta oficial, con la excusa que no es el Gobierno sino que son empresas «privadas» que operan en el mercado y toman sus decisiones.
Una pavada que no merece mayor discusión ya que al presidente y al vice de la compañía, a cargo de repartir la pauta, los nombra el gobierno.
El desborde del presupuesto publicitario de YPF para contener la agenda mediática, en el mismo trimestre que en su balance arrojó números decepcionantes en inversión y producción, obligó a Santiago Caputo a regresar ya con la pauta oficial pura -esto es del gobierno nacional-. Como reveló LPO, lo hizo a través de la AFIP, que con la excusa de promocionar el blanqueo distribuirá en los medios más de 1.000 millones por mes.
Desde YPF explican que el gasto en publicidad no debe confundirse con pauta oficial. La explicación lejos de disipar las dudas las agrava. Sucede que los fondos invertidos en pauta en medios tienen una trazabilidad sencilla, mientras que el brumoso ítem de patrocinios y mecenazgos, así como el desvío de dinero a fundaciones abren un abanico de posibilidades.
Pero además, la explosión del gasto publicitario no está acompañada por números similares en la productividad de la compañía. Según el balance presentado, la inversión de YPF cayó un 6% interanual en junio en tanto la producción de crudo se redujo en un 2% debido a la caída del consumo interno.
La contrapartida es un fenomenal salto de la exportaciones del 373%, lo que sustenta un aumento del 20% sobre su valor bursátil que apenas supera los USD 1000 millones. En paralelo la deuda de YPF aumentó un 18% en dólares en tanto el flujo de caja fue negativo en USD 257 millones. Acaso por eso, el gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, denunció que la actual conducción de la petrolera se concentró en «el negocio financiero».
