En uno de los momentos más ásperos de la interna libertaria desde que Javier Milei asumió como Presidente, la diputada Lilia Lemoine se refirió a los conflictos dentro del Gobierno y apuntó contra Victoria Villarruel, a quien acusó de no estar cumpliendo sus funciones correctamente por tener “la maldición de la vice”.
Fue en diálogo con CNN Radio donde la legisladora -que en los últimos días participó de la tensa discusión desarrollada dentro de su bloque de la Cámara Baja- admitió que existen problemas entre los dirigentes de La Libertad Avanza, pero remarcó que estos conflictos no se le ocultan a la ciudadanía porque son “una gestión trasparente”. En este sentido, dijo que no van a “fingir que está todo bien y sonreír”.
Sin embargo, al ser consultada sobre si le preocupaba cierto decaimiento institucional del vínculo dentro de los propios libertarios, Lemoine respondió de manera afirmativa y mencionó a Victoria Villarruel como una de las responsables de que esto suceda.
“Si la vicepresidente no está cumpliendo los roles como corresponde o está haciendo cosas que demuestran que está con la maldición de la vice, hay que decirlas, porque está haciendo campaña política proselitista y está diciendo barbaridades también. No está defendiendo a la gente que la acompañó, la apoyó y la defendió contra viento y marea, esperando algo de ella. Los abandonó”, arremetió la diputada.
Lemoine también aseguró que, para tapar esta situación, Villarruel realizó un acto en el cual expresó una serie de generalizaciones que la “asustaron”. “Metió un acto diciendo ‘vamos a meter a todos los montoneros presos’. Y yo digo, ¿a quiénes? Porque aparte es poder ejecutivo, no es el Poder Judicial ¿Y segundo, por qué la vicepresidenta tiene que perseguir personas en democracia? Y tercero, también nos va a meter presa a la ministra de Seguridad porque está trabajando bien”, cuestionó.
En la misma línea, dijo que la presidenta del Senado tiene su agenda aparte y que actúa como si fuera un gobierno aparte. “Pero Villarruel no puede ser un gobierno dentro del Gobierno porque sus funciones no se lo permiten. Por eso digo que los argentinos no se preocupen porque no es un problema institucional. Si ella renunciara a su función en el Senado y se fuera como el Chacho Álvarez, ahí tendríamos un problema”, concluyó.
Las declaraciones de Lilia Lemoine sobre la vicepresidenta surgen en un contexto donde el Gobierno sufre un nuevo brote de desconfianza interna: el “triángulo de hierro”, conformado por el presidente, Javier Milei, su hermana y secretaria general, Karina Milei, y el asesor Santiago Caputo, están convencidos de que hay funcionarios que ventilan a la prensa o transmiten a otros partidos información confidencial.
Aunque aún no se sabe de quién se trata, la cúpula del gobierno sospecha de una persona que hace trascender datos. En Balcarce 50 deslizan que todavía no detectaron al “topo”, como ellos mismos lo calificaron, pero aseguran que “están en eso”.
El tenso momento dentro de la administración quedó en evidencia el pasado martes, cuando el Ejecutivo anunció a último momento que suspendería la reunión del Gabinete que se hace ese día, cada semana, prácticamente sin falta, lo cual generó suspicacias, principalmente, entre los propios. La Casa Rosada intentó disimular, y en los ministerios siguieron el juego. Así, tanto en la sede del poder central como en las distintas dependencias respondieron a las consultas sobre los motivos de la decisión de suspenderla con el argumento de que se habían interpuesto los -siempre convenientes- “temas de agenda”.
Concretamente, se referían a la charla presencial que mantuvo Milei con el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley. Pero no contaron que esa mañana también hubo una reunión de Gabinete “reducida” o, como la llamaban en Gobierno, “blue”. Dicen que percibieron ciertas desobediencias, y decidieron hacer un fuerte recorte en la habitual convocatoria.
El encuentro fue extremadamente cerrado, al punto de que los colaboradores de los referentes presentes nunca supieron en qué salón de la Casa Rosada se celebró. Según pudo reconstruir Infobae, se hizo por la mañana y duró cerca de dos horas. Estuvieron, además del Presidente, los miembros de su mesa chica, Karina y S. Caputo; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el vocero Adorni, especialmente cercano a la hermana del primer mandatario; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, principal representante de la fusión con -una parte- de PRO, que se ganó y sostiene la confianza del Presidente; el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem.