El ministro llaryorista de mayor afinidad con Patricia Bullrich quedó en la mira de la oposición cordobesa tras un escándalo que se desató en la cúpula de la policía cordobesa. El martes de esta semana, Juan Pablo Quinteros, el ministro de Seguridad de Martín Llaryora, debió convocar de urgencia a una conferencia de prensa por la detención de Alejandro Mercado, uno de los subjefes de la Policía de la provincia que quedó envuelto en una denuncia por asociación ilícita que lleva adelante el fiscal Enrique Gavier.
En una investigación en la que, además, quedaron detenidos otros policías y funcionarios del Poder Judicial por el encubrimiento a una financiera ilegal. Causa que desató una profunda preocupación dentro del peronismo de Córdoba en la misma semana en la que fue detenido un reconocido dirigente del PJ de la capital cordobesa por robar unas fetas de bondiola de un supermercado.
Con este contexto, Llaryora convocó a una reunión de gabinete el mismo martes en horas de la tarde cuando ya se conocía la detención del comisario Mercado que a esa hora ya había sido desplazado de la fuerza por parte de Quinteros. Y en dicho encuentro, el gobernador pidió reforzar la capacidad para sobreponerse a este tipo de escenarios adversos, dándole prioridad al territorio por encima del escritorio.
Sin embargo, la oposición cordobesa aprovechó las dos situaciones para salir a cruzar al oficialismo; tanto la detención de Guillermo Kraisman, como la de Mercado, fueron parte de una sesión tensa en la Unicameral en la tarde del miércoles. Sobre todo, porque el arco opositor volvió a pedir la cabeza de Quinteros, el ministro que llegó al partido cordobés que promociona Llaryora desde la oposición y que acumula, además, un origen en las filas del juecismo y un pasado como legislador de Juntos por el Cambio.
Quinteros, al igual que la vicegobernadora Myrian Prunotto, son dos de los blancos predilectos por la oposición. La compañera de fórmula de Llaryora por su pertenencia radical, pero en el caso de Quinteros, los dardos van más allá de su origen y muchos tienen que ver con el presente y su relación con Bullrich. Una de las dirigentes nacionales que más mide en Córdoba.
Al punto que esta relación con la ministra de Javier Milei llegó a poner en consideración a Quinteros en algún borrador con miras a las listas legislativas del año próximo.
Esta mañana, Quinteros salió a tratar de calmar las embestidas de la oposición después de los cruces de ayer en la Unicameral, donde los radicales reivindicaron la política en seguridad del santafesino Maximiliano Pullaro y los juecistas apuntaron a «la debilidad y la decadencia en seguridad». «Mercado contaba con una foja de servicios intachable, nada hacía pensar que pudiera tener este desenlace. Hubo más de 20 fiscales que avalaban su trayectoria para que asumiera este cargo en la Policía», dijo el ministro esta mañana en El Doce.
Y agregó que «esto marca que en Córdoba no existe impunidad y existe la división de poderes». «El jefe de policía es una personal honorable», dijo el ministro y agregó que «no es fácil detectar policías corruptos». «Si la oposición tiene una mejor propuesta en seguridad, nunca la hizo llegar», apuntó además Quinteros.
El lunes pasado, y antes de que se supiera el desenlace con detenciones de la investigación que impulsa Gavier, el radical Rodrigo de Loredo desembarcó en la Legislatura provincial para encabezar una reunión con los parlamentarios radicales y hacer foco en seguridad. Al día siguiente, una vez conocida la detención del alto jefe policial los dardos cobraron otra intensidad; y mucho más con las conversaciones de algunos funcionarios relevantes del peronismo con la oposición cordobesa.
Porque Quinteros también genera rispideces puertas adentro del oficialismo que, cada tanto, reactiva las dosis de fuego amigo en contra del extrapartidario que encabeza la cartera de seguridad.