La manera en la que el radicalismo cordobés apuró el acuerdo en el arranque de la semana para evitar la interna generó repercusiones puertas afuera del centenario partido. En el PJ, porque el bloqueo a la participación de la vicegobernadora Myrian Prunotto contribuyó a la rectificación en la estrategia que habían hecho en el llaryorismo cuando vieron las escasas chances de la titular de la Legislatura; y en el caso de los aliados de la UCR cordobesa, el impacto llegó al espacio que lidera el senador Luis Juez.
Aliado estratégico de Rodrigo de Loredo desde las Legislativas del 2021, Juez avisó a los radicales con los que tiene diálogo que sería un riesgo hacia adelante un acuerdo con el exintendente Ramón Mestre. Principalmente, porque el exalcalde buscará bloquear futuras alianzas y es lo que el propio Mestre confirmará en las próximas horas cuando se consume el acuerdo con De Loredo y el proclamado presidente de la UCR cordobesa, Marcos Ferrer.
«Más allá de los cargos que se acordaron, entre la noche del martes y el miércoles habrá un documento de común acuerdo pidiendo por más radicalismo y que el partido encabece la lista de diputados en 2025 y a gobernador en 2027. Además de rechazar una alianza con los libertarios y con el cordobesismo de Llaryora», dijo una persona del entorno de Mestre a LPO en la noche del lunes.
Lo último abre una dosis de confianza entre los dos frentes radicales que acordaron porque Mestre rechaza un acuerdo con los libertarios y Ferrer, junto a De Loredo, un acercamiento al peronismo cordobesista.
De Loredo debe renovar su banca en la Cámara baja el año próximo, al igual que las también radicales Soledad Carrizo y Gabriela Brouwer de Koning. Juez, que transitó el período del 2019 al 2023 sin legisladores provinciales, ahora tiene un bloque sólido en la Unicameral, concejales en la capital cordobesa, él conduce el bloque PRO en el Senado y apostará a tener representación el año próximo en Diputados.
Por lo que, las señales de un radicalismo empoderado y envalentonado para encabezar la lista del año que viene e ir por la gobernación en 2027, como lo ratificó el propio De Loredo en la mañana del lunes, abre una tensión en el arco opositor a Llaryora. «Ramón cerró para ser candidato a diputado el año que viene y ahí van a converger todos en un mismo armado radical», dijo una fuente a este sitio.
Por lo pronto, y con olfato acerca de un acuerdo entre Mestre y De Loredo, Juez le abrió la puerta en su espacio al presidente saliente de la UCR cordobesa, Marcos Carasso. Quien, además el año pasado, fue su compañero de fórmula provincial.
Enojado con Mario Negri, su mentor dentro de la UCR, Carasso acordó ahora su ingreso a la dirección del Tribunal de Cuentas provincial que controla el juecismo y por el cual, el líder del Frente Cívico es acusado por otros radicales de «falta de generosidad» a la hora de abrir el juego en el organismo.
Radicales que hablaron con Carasso en el último tiempo reconocieron que la sintonía entre el dirigente de la UCR y Juez nunca se cortó. Ni siquiera durante el paso del excandidato a vicegobernador por la Defensoría del Pueblo. Por lo que, asoma como un posible armador de Juez a futuro en el sur provincial, dada la relación de Carasso con dirigentes de la región por su pasado como intendente de General Cabrera, a kilómetros de Río Cuarto.
Juez, el pasado fin de semana hizo un desembarco en el Imperio del Sur y busca sostener lo logrado en la elección provincial del año pasado, envalentonado además por la dura derrota de la UCR en los comicios municipales de este año en una lista apadrinada por De Loredo y Ferrer.
Carasso, incluso como presidente del partido, se diferenció de otros radicales hace algunas semanas atrás al repetir que, tanto en 2025 como en 2027, la UCR debe encabezar «siempre y cuando tenga un candidato que mida». Un gesto directo a Juez y un desaire total a De Loredo. Por lo que, el ahora presidente saliente del radicalismo cordobés podría aspirar a entrar en alguna alquimia entre juecistas y libertarios que lo devuelva a la Cámara baja en 2025.
