En la última edición del Campeonato Sudamericano, certamen que luego pasaría a llamarse Copa América, Argentina hizo de anfitrión y era el gran candidato al título junto con Brasil. Sin embargo, la Verdeamarela sufrió una situación insólita en el encuentro inaugural contra Perú, que acabó en triunfo del Scratch por 3-2, y debió disputar el cotejo con la casaca de Independiente. Una semana después, le ocurrió algo similar y jugó con la camiseta de Boca.
El primer pleito del torneo, que se llevó a cabo el 27 de diciembre de 1936, tuvo como sede al Viejo Gasómetro de la Ciudad de Buenos Aires y los cinco veces campeones del mundo contaron con una particularidad: todavía no utilizaban los colores característicos que los definen en la actualidad, sino que su indumentaria era blanca con franjas azules. Sin embargo, se produjo un inconveniente ya que los incaicos tenían previsto salir a la cancha con los mismos tonos.
Por lo tanto, los dirigentes brasileños le acercaron una solución a la organización de la competencia: el Rojo de Avellaneda prestaba su piel para evitar que haya rispideces. Finalmente, la CONMEBOL dio el visto bueno y los comandados por Adhemar Pimenta se vistieron de Diablos para conseguir la victoria. Perú, por su parte, se presentó en el complemento con la vestimenta de San Lorenzo.
El día que Brasil jugó con la camiseta de Boca: un contratiempo que no influyó en el resultado
De cara a la segunda jornada, frente a Chile, el cuadro sudamericano más ganador en Mundiales tuvo que ceder nuevamente: los trasandinos también portaban una casaca blanca y, ante ese escenario, la Canarinha se puso la clásica remera del Xeneize aprovechando que el cotejo se jugaría en la cancha situada en Alvear y Tagle. Lo burocrático no hizo mella en absoluto teniendo en cuenta el fútbol arrollador de Brasil, que se impuso 6-4.
Más allá de que no hay una crónica oficial que lo permita constatar, se supo que un colaborador del seleccionado era fanático del cuadro azul y oro y que también tenía buena relación con la Comisión Directiva, una circunstancia que facilitó por demás las gestiones. Patesko, Carvalho Leite -ambos convirtieron un doblete-, Luisinho y Roberto fueron los autores de los tantos para el Scratch.
Ya en el cierre de la fase inicial, la Verdeamarela volvió a lucir su indumentaria original, aunque un insólito resultado le impidió coronarse en tierras albicelestes: los locales vencieron 1-0 en la última fecha con una conquista del “Chueco” Enrique García y todo se dirimió en un encuentro final. Como era de esperarse, el clásico estuvo lejos de ser tranquilo y, si bien empezó el 1° de febrero de 1937, terminó a las 2 de la madrugada del día siguiente.
La escandalosa final con Argentina que terminó siete horas después
El anfitrión quedó con la misma cantidad de puntos que Brasil y la instancia decisiva fue tormentosa: después del empate sin gritos en tiempo reglamentario. los futbolistas de ambos combinados se trenzaron en una durísima pelea. Según explicó El Gráfico, Francisco Varallo recibió una falta de Afonsinho y, enojado, le dio dos patadas que iniciaron la gresca en el terreno de juego.
El pleito estuvo paralizado media hora y el conflicto volvió a generarse por una infracción de Roberto Cherro contra Roberto. De hecho, la segunda oleada de golpes provocó que el canciller argentino Carlos Saavedra Lamas abandonara el ex estadio del Ciclón. En la prórroga, el ingresado Vicente de la Mata le dio el título al elenco celeste y blanco con dos tantos claves, aunque el segundo pudo haber sido anulado por fuera de juego.
