El huracán Helene devastó amplias zonas del sudeste de Estados Unidos, con un balance provisorio de al menos 100 muertos, aunque la Casa Blanca afirmó que el conteo podría subir a 600.
“Los datos actuales que tenemos indican que podría haber hasta 600 vidas perdidas”, dijo la asesora de Seguridad Nacional, Liz Sherwood-Randall, citada por France 24.
El presidente Joe Biden aprobó ayuda federal tras el desastre y prometió que la asistencia durará el tiempo que sea preciso, a casi un mes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
“Seguiremos enviando recursos, incluyendo alimentos, agua, comunicaciones y equipos de salvamento”, dijo Biden. “Estaremos allí (…) todo el tiempo que sea necesario para terminar este trabajo”, añadió el mandatario, que planea viajar a las zonas más afectadas esta semana.
Los equipos de rescate buscan sobrevivientes
Los socorristas buscan sobrevivientes y llevan alimentos a los residentes afectados por las inundaciones, cortes de energía y rutas bloqueadas. Casi dos millones de hogares y empresas permanecían sin electricidad el lunes, según powerroutage.us.
Helene tocó tierra el jueves por la tarde cerca de Tallahassee, capital de Florida, como un huracán de categoría 4 -en una escala de 5- con vientos de 225 km/h. Posteriormente, se degradó a ciclón postropical, pero dejó tras de sí un paisaje desolador.
La vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris, que canceló eventos de campaña para informarse sobre la respuesta federal, también visitaría las zonas afectadas.
El republicano Donald Trump viajará este mismo el lunes a Valdosta, en Georgia, donde hubo una mayor destrucción por las inundaciones y también un estado clave en las reñidas elecciones que se celebrarán dentro de apenas cinco semanas.
Según un recuento en base a reportes locales, al menos 100 personas murieron: 39 en Carolina del Norte, 25 en Carolina del Sur, 17 en Georgia, 14 en Florida, cuatro en Tennessee y una en Virginia, aunque se teme que la cifra total aumente en las próximas horas.
Los fuertes vientos y las lluvias torrenciales dejaron algunas ciudades en ruinas y carreteras inundadas. El gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, dijo este lunes que cientos de carreteras habían quedado destruidas y muchas comunidades “borradas del mapa”.
“Esta es una tormenta sin precedentes”, dijo Cooper a los periodistas. “Estamos trabajando para aumentar los suministros. El costo emocional y físico aquí es indescriptible. Los ríos siguen creciendo, por lo que el peligro no ha cesado”.
Cooper afirmó que el plan de reconstrucción a largo plazo tendría que contemplar una realidad de clima más extremo. Sin embargo, advirtió: “Ahora mismo, nos estamos concentrando en salvar vidas y hacer llegar suministros a las personas que los necesitan desesperadamente”.
Después de formarse en el Golfo de México, Helene se desplazó sobre aguas particularmente cálidas. “Es probable que estas aguas muy cálidas hayan jugado un papel en la rápida intensificación de Helene”, dijo la climatóloga Andra Garner.
Los científicos sostienen que el cambio climático probablemente desempeña un papel en la rápida intensificación de los huracanes, porque hay más energía en los océanos más cálidos para que estos se alimenten.
(Con AFP)