La remolacha es una de las verduras más atractivas que hay. No solo por su vibrante color rojo, sino que también por los múltiples beneficios que posee para la salud, como su capacidad de bajar el colesterol y los triglicéridos.
Esta planta nativa de Europa mediterránea y occidental se popularizó durante el siglo V en Grecia. Por ese entonces, la remolacha podía ser roja o blanca y tenía unas raíces muy largas. Con el tiempo fue mutando hasta que se obtuvo la verdura tal como se la conoce hoy: igual de roja o blanca, pero con raíces más cortas. Y con una cáscara que hay que quitar para preparar la remolacha antes de usarla.
Lo que también se mantuvo a través del tiempo es su sabor dulce y suave, además de su jugo color intenso. La verdura se popularizó durante el siglo XVI, cuando los artistas supieron cómo preparar la remolacha para utilizarla como materia prima para sus pinturas, debido al fuerte pigmento de su roja composición. Este siglo es dueño del Renacimiento, época de mayor expansión en la pintura.
En Roma, las remolachas estaban relacionadas con la lujuria y el deseo. Los romanos creían que la verdura aumentaba el deseo sexual y algunos incluso escribían mensajes románticos sobre las hojas de la remolacha. Se decía que regalar una o incluirla en alguna comida podía transmitir intenciones amorosas.
Lo cierto es que, de alguna manera u otra, la remolacha siempre fue sinónimo de vida, expansión, salud y vitalidad en distintas culturas, incluso hoy. En el siglo XXI, la remolacha tomó protagonismo por sus grandes beneficios en el sistema inmunológico, la presión arterial, los triglicéridos, el colesterol y la hinchazón del sistema digestivo. Una verdura volátil.
Cómo preparar las remolachas: fácil y con pocos elementos
No hacen falta demasiadas cosas: las remolachas, agua y una cacerola para hervirlas. Una vez que el líquido está hirviendo (es importante siempre que el agua tape a las remolachas) dejar entre 15 y 20 minutos, no más. Cuando se puedan pinchar con facilidad con un tenedor, retirarlas con una espumadera.
Luego, ponerlas en un bowl y dejarlas enfriar (se pueden llevar a la heladera). Finalmente, quitarles la cáscara, cortarlas en cubos y sumarlas a cualquier ensalada. Una variante atractiva es hacerla con chauchas y huevo duro.
Cómo preparar el jugo de remolacha: paso a paso
Una de las formas más comunes de ingerirla la remolacha es a través de jugos. Con distintas combinaciones posibles, es un componente altamente efectivo para el cuerpo:
- Dos remolachas grandes o cuatro chicas
- Dos tazas de agua
- Hielo
- Hervir las remolachas 20 minutos y dejarlas enfriar. Luego, pelarlas y cortarlas en cubos pequeños.
- En una licuadora, echar las dos tazas de agua y los cubos de remolacha (se licúan con más facilidad) y agregarle el hielo.
- Procesar hasta tener una mezcla suave y homogénea.
A este licuado de remolacha también se le pueden agregar otros ingredientes, como zanahoria o también frutas, creando así un jugo completo de vitaminas y sabroso.
Otros alimentos para bajar el colesterol y los triglicéridos
Uno de los más beneficiosos es la avena. Una fibra soluble que ayuda a reducir los niveles del colesterol LDL (el “malo”). Se puede ingerir de distintas maneras, como en galletitas o un rico y fácil porridge. La avena se une al colesterol en el intestino y ayuda a eliminarlo del cuerpo, mientras que los antioxidantes de la remolacha apoyan la circulación sanguínea.
La palta también es un gran aliado para bajar el colesterol y los triglicéridos por su aporte rico en grasas monoinsaturadas, que pueden bajar el LDL, sin disminuir el colesterol HDL (el “bueno”). Una de las formas más comunes para prepararlo es a través de un guacamole. También se puede pisar y untarlo en una rodaja de pan integral con semillas, que son geniales para este tipo de casos, como el lino y la chía.
Los pescados grasos, como el salmón y la sardina, también son grandes aliados. Ricos en ácidos grasos omega-3, reducen los niveles de triglicéridos. La combinación con remolacha mejora la salud cardiovascular al fortalecer la circulación.