Herrón y cuenta nueva. Se trata de ganar para que el mal humor que desencadenaron las tres derrotas en fila no llegue hasta el palco del presidente de Boca, en medio del culebrón de Fernando Gago en un semestre que se llevó puesto un DT. “Había que ganar y ganamos”, resume el entrenador interino. El triunfo ante Argentinos Juniors trajo un poco de calma, de esa que se cae como un castillo de naipes ante la primera pálida. Así vive Boca: a lo Boca.
De todos los capítulos que le dan forma a una serie de plataforma, vale destacar algo que pasó de largo en la Bombonera. Boca, después de tanto experimento y decisión cuestionable, hizo la más fácil: Mariano Herrón eligió jugadores en plenitud física, les respetó los puestos y no arriesgó en las salidas para saltearse a la tensión reinante. Fue justo el 1 a 0. Justo a tiempo…
Ahora le toca a Juan Román Riquelme. La ventana por Eliminatorias le viene como anillo al dedo. Con el termo bajo el brazo podrá elegir y cerrar al futuro técnico. Pero el oxígeno que le prestó el triunfo ante Argentinos Juniors no es un cheque en blanco; solo se trata de tiempo. ¿Será Fernando Gago? Pintita fingió demencia en la última rueda de prensa. ¿Miente? Gambetea, la tira a fuere, parece…
Otro capítulo notable de esta historia xeneize expone a algunos nombres propios que se quedaron afuera: Chiquito Romero no volverá al arco después de la actuación de Leandro Brey. Marcos Rojo no reemplazará al chico Aaron Anselmino si no se toma en serio su estado físico. Y Pol Fernández ni siquiera será una alternativa de ahora en más. ¿Y Cristian Medina? Toto Belmonte aún no hizo nada destacado para ganarle el lugar.
River dejó pasar otra oportunidad: ¿será la última?
Por su parte, River dejó pasar dos trenes después de ganar el Súperclásico en la Bombonera. El primero, en Núñez contra Talleres. ¿El último lo dejó ir ante Platense? Tiene a Vélez todavía, que será una oportunidad para recortar de manera directa. Pero su funcionamiento parece crecer con la tensión copera. Toda la libido está puesta ahí, y lo reconocen todos. No es extraño, entonces, que la Liga local solo sea una plataforma de pruebas.
El riesgo que conlleva poner el acento en el plano internacional, consciente o inconscientemente, es obvio: si la moneda cae para el otro lado, te podés quedar sin nada. Para River, la clasificación a la Copa Libertadores 2025 aún no está consumada. Pero ahora será momento de una pausa para todos durante dos semanas: es momento de pinchar la pelota y tener las cosas claras.